jueves, 16 de diciembre de 2010

El libro perdido

1.
Una oscura silueta atravesó el parque. Llevaba consigo un libro de aspecto viejo. Lo depositó en un banco. La fuerza del viento hizo que se abriera y pasaran las páginas. En el momento en el que se cerró, una de ellas quedó doblada.

Por la mañana, una joven recogió el libro. Se llamaba Carolina e iba camino hacia el colegio. Cuando el profesor impartía clase, el libro cayó al suelo y llamó su atención. Lo abrió y, para su sorpresa, las hojas estaban en blanco. Resultó que la última se encontraba doblada, con palabras sueltas sin sentido aparente.

Los alumnos se preguntaban por qué estaba vacío y cuál era el sentido de su existencia. Carolina propuso que, al no haber escritura alguna, se inventaran una historia a través de las frases de cada uno de ellos.

Al acabar las clases, y esta vez con el libro a medio escribir, carolina vio un árbol que le resultó llamativo. Decidió situarlo a su lado.

Poco a poco, muchas manos humildes continuarían las frases que habían encontrado en el libro, convirtiéndolas en una historia: la historia del pequeño libro perdido.

2.
Era de noche cuando una  mano desconocida me depositó en el banco de un parque. La fuerza del viento hizo que me partiera por la mitad y, sin quererlo, que se pasaran las páginas. Otra bocanada de aire hizo que me cerrara, quedando una de las hojas doblada.

Cuando ya era de día, una chica joven me cogió y me llevó con ella de camino al sitio al que se dirigía. Resultó ser un colegio.

El profesor explicaba emocionado la lección, cuando me tropecé y caí al suelo sorprendiéndole. Me cogió y me abrió, pero no entendió que estuviera en blanco, excepto la página que la noche anterior se me había doblado, la cual tenía algunas palabras escritas, sin sentido aparente para él.

Tras un breve debate sobre mi existencia, decidieron escribir cada uno de ellos una frase en mis entrañas para poco a poco formar con ellas una historia.

Las clases terminaron, y la misma chica que me había cogido del banco del parque, me volvió a depositar, pero esta vez al lado de un árbol. ¿Tú te crees?

Poco a poco, muchas manos me tocaron y me escribieron, completando aquellas frases que me escribieron en el colegio, hasta que no quedó ni un hueco para más tinta en mi interior, completando la historia, mi historia.

3.
Érase una vez un libro en blanco que poco a poco fue llenándose de aventuras escritas por multitud de gente anónima que se lo iba encontrando en la calle, completando su historia hasta terminarla.

4.
En el libro perdido se narran formidables aventuras: las aventuras de toda la gente que lo ha visto por la calle y se ha acercado a echarle un vistazo.

5.
La vida es un libro en blanco que se va escribiendo día a día. Cada uno de esos días puede ser una página o muchas, pero cada una con su emoción...

6.
Alguien dejó un libro en un parque. Hacía viento y se dobló una hoja. A la mañana siguiente lo cogió Carolina y lo llevó al colegio. En clase, mientras el profesor explicaba se le cayó al suelo. El profesor se sorprendió porque el libro estaba en blanco excepto la última página, que tenía unas palabras sin sentido. Tras un debate decidieron escribir frases para empezar a escribir una historia. Al salir del colegio, Carolina lo dejó al lado de un árbol. Poco a poco, la gente que se lo iba encontrando, lo fue rellenando hasta que, finalmente, la historia llegó a su fin.

7.
Poco a poco, muchas manos humildes continuaron las frases convirtiéndolas en una historia: la historia del pequeño libro perdido. Esto es así gracias a que Carolina dejó el libro al lado de un árbol al salir de clase.

Cuando estaban en clase, tras caerse el libro y sorprender al profesor, Carolina propuso, al no haber nada escrito, que cada uno escribiera una frase continuando la del compañero, y así empezaron a escribir una historia.

Esa misma mañana, Carolina había cogido el libro del banco de un parque, en el que había pasado toda la noche y, por la fuerza del viento, se le había doblado una página.

Al comienzo de esa noche, una oscura silueta dejó el libro sobre el banco de ese parque.

8.
Una oscura silueta atravesó el tenebroso parque. Llevaba consigo un pequeño y viejo libro. Lo depositó en un frío banco. El fuerte viento hizo que se abriera y pasaran las frágiles páginas. En el momento en el que se cerró estrepitosamente, una de ellas quedó ligeramente doblada.
Por la mañana, una joven recogió el pequeño libro. Se llamaba Carolina e iba camino hacia el alegre colegio. Cuando el imponente profesor impartía su aburrida clase, el viejo libro cayó al sucio suelo, y llamó plenamente su atención. Lo abrió y, para su sorpresa, las suaves hojas estaban completamente vacías. Resultó que la última se encontraba totalmente doblada, con simples palabras sin sentido aparente.

Los intrigados alumnos se preguntaban por qué estaba vacío y cuál era el sentido de su existencia. Carolina, inspirada, propuso que, al no haber escritura alguna, se inventaran una interesante historia a través de las creativas frases de cada uno de ellos.

Al acabar las largas clases, y esta vez con el pequeño libro a medio escribir, Carolina vio un llamativo árbol y lo situó a su lado.

Poco a poco, muchas humildes manos continuarían las sencillas frases que habían encontrado en el viejo libro, convirtiéndolas en una magnífica historia: la gran historia del pequeño libro eternamente perdido.

9.
-Carlitos: ¡Abuela! ¿Este libro de que va?
-Carolina: Ven, hijo, que te cuento la historia de este libro.

Carlitos se sentó sobre las piernas de su abuela, y la miró intrigado

-Carolina: Cuando yo era una jovenzuela, casi como tu de grande, me encontré este libro encima de un banco de camino al colegio. Entonces lo cogí y lo metí en la mochila sin mirar qué es lo que había dentro.

-Carolina: Cuando ya estaba en clase, dejé la mochila medio abierta y se me cayó al suelo, distrayendo al profesor por el ruido que había hecho. El profesor se acercó y le echó un vistazo, pero las páginas estaban en blanco. Entonces se me ocurrió que cada uno de los que allí estábamos podíamos escribir en él una frase, cada uno continuando la del anterior, y así comenzar a escribir una historia.

-Carolina: Al terminar las clases, de vuelta a casa, me encontré con un árbol que me llamó la atención por su grandeza y colorido, y decidí dejar el libro debajo de él.

-Carolina: Pasaron los años, y en un centro comercial, vi un libro que llamó mi atención. Se llamaba “El libro perdido” y, para mi sorpresa, cuando lo abrí me encontré con aquellas frases que habíamos escrito hace años y años en el colegio, y cómo la gente que se lo había encontrado había hecho lo mismo que nosotros terminando una maravillosa historia llena de magia y de aventuras.

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